En la tierra de Nod te escondiste,
queriendo desaparecer tras el viento.
Creaste tu propio entierro
de rencores, odio.
Estiercol.
Teñiste de rojo tu cielo,
y en tus manos manchadas,
las pruebas culpan
tus miedos.
Te arrastras y te arrepientes,
queriendo deshacer tus juegos
de bufones, de pasiones egoístas.
Te lamentas de nuevo,
y pretendes volver con un "lo siento".
El mundo no consiente tu cobardía
y de tu ser ahora es dueño.
Condenados en Tullerías,
tu alma de mármol,
de escombro tus deshechos.