miércoles, 29 de septiembre de 2010

Y en mis pies crecen margaritas

No soy capaz de escribir. Ni escribirte.
Rompo cada boceto por no llegar a tus pies.
Sí, tus pies. Pista de baile para mis puntillas.
Tus pies. Tus manos. Tu sonrisa.
Tú.
Todo.
Toda esa felicidad compartida.
Y en mis pies crecen margaritas.
Y es que vuelo por donde caminas,
si entre susurros y caricias
me persigues,
y me mimas.
De puntillas
me acerco a tu sonrisa,
para besar la marca del ángel,
y con mi corazón tirita
recuerdo nuestro primer baile.

-¿Crees en el amor a primera vista?
- Sólo creo en miradas, en sonrisas, en abrazos, en caricias...
Sólo creo en aquello que no necesita la vista, aquello que se siente.

jueves, 23 de septiembre de 2010

París siempre fuiste tú

Porque París siempre fuiste tú.
Tu aleteo me hacía volar,
hasta las máximas profundidades
que escondía el asfalto.
Tu taconeo vital
llenaba de energía mi existencia,
y tu sonrisa, siempre dispuesta,
aumentaba mis ganas de soñar.
Fuiste hombro en el que llorar,
socorriendo cada lágrima inútil,
fuiste brazos con los que abrazar
ese cielo gris que nos gobernaba,
y que pintabas de azul turquesa
desde nuestra propia ventana.
Sí, fuimos peces.
Y corales.
Y mares cristalinos.
Fuimos, juntas, todo lo inabarcable,
y todo lo inexistente.
Porque fuimos y seguimos siendo,
seres diminutos, transparentes,
seres que se quieren...
Existen luces que alumbran más que una ciudad...
Bonne Anniversaire ma petite...

martes, 21 de septiembre de 2010

Horizonte

¿Exiten más cuentos, Alicia,
donde volver a ser la protagonista
del sueño del trapecista?


Este mundo en el que no creo en nada, pero creo en todo.
Este mundo en el que me poso para sentir las olas bajo mis pies.
Este mundo donde el vaivén araña constantemente mis entrañas.
Este mundo...

martes, 7 de septiembre de 2010

Beso o Ademán simbólico de.

"Golpe que se dan las cosas cuando se tropiezan unas con otras".

Y no paro de tropezar. Y de dar besos por dar. Insinuándome con sigilo, penetrando en las almas opacas y vacías del resto de mortales.
Más bien acepto besos que se dan por dar. Sin intenciones. Sin argumentos. Sin pruebas claras de que el juicio sea ganado. Perdiendo el tiempo, y creyendo en soldados sin escudo, aquellos que piensan ser salvados por la confianza y el respeto a los adversarios.
Ellos también están sedientos de honor, y sin escrúpulos también besan para robar tu alma.

Besar por besar.
Abrazar por abrazar.

Y en el orgasmo de un beso, los brazos retuercen el pescuezo. Y grito. Y de nuevo me lamento. Sabiendo que todo está corrompido en mis huesos. Sabiendo, que, entre tropiezos, las piezas de este puzzle dejan cada relato incompleto.
Y de nuevo en el beso de Judas me pierdo.

Y de mi rostro escupo cada uno de tus besos.
De los tuyos. De otros.
De aquel que venga de nuevo.