viernes, 28 de septiembre de 2012

Mi aliado

Suelo tropezarme y caer. 
Otras veces, por costumbre,
 me lanzo al asfalto por voluntad propia. 
Quizás sea por caminar mirando al cielo, 
quizás por esa tendencia insana a la autoagresión. 
En cualquier caso acabo haciendo de este suelo
un hogar soledumbre. 

Pero existe un duende que, 
si esto sucede, por mí vela. 
Recolecta todas las piedras perecederas
y las convierte en diamantes. 
Este duende besa mi nariz al acostarme
para sanar mis heridas, 
dejar de tener pesadillas
y compartir con él sueños llenos de magia
y arte. 

Es, y será, mi fiel amante. 
Aquel que soporta mis pataletas, 
aquel que es niño para ilusionarme
y hombre para amarme. 
Compañero de viajes, 
capaz de fabricarme unas aletas
y navegar con él por infinitos mares. 





Es, y será, 
mi aliado constante. 

martes, 20 de marzo de 2012

Con versando

Porque tengo esa extraña necesidad de coger aire de tus pulmones y gritar.
Recoger en mi cabello la dulzura que enjuagan tus manos
y dejar mi cuello libre a cualquier mordisco que pudiera soportar. 

Porque desde mi mirilla consigo distar El Universo, 
y quisiera contigo explorarlo, llenarlo de tus susurros de piano, 
de esta poesía barata y del sabor intenso de nuestros labios. 

Ser inmensidad que se esconde en tus abrazos, 
pálpito de vergüenza y deseo cada vez que nos besamos. 
Ser juntos a todas horas. Seguir siendo con sólo pensarnos. 

 Niña que llora y ríe sin mesura, 
loca que tiende en la cuerda sus entrañas y tus ropas.
 Tu fiel amante. Persona, tal vez, animal o cosa. 
La tonta o la artista que mira siempre al infinito. 



Querer seguir siendo tantas cosas. 
Querer serlas siempre contigo. 

jueves, 26 de enero de 2012

Mediocre

Nunca he sido de apuntar maneras. Bien es cierto que tampoco pasé desapercibida. Con el paso del tiempo me fui convirtiendo, simplemente, en un ser mediocre. 

Ni muy rubia ni muy morena. Más baja que alta.
Escondiendo en mis curvas, mi vergüenza
si moldean mi cintura y mis nalgas. 
Propensa soy al suicidio, 
y me irrito, si al reir, me señalan. 
Propongo constantemente algún delirio
al entrar en la razón a carcajadas. 
Pataleo si me lastimo. 
Grito si en susurros me hablan. 
Sueño si dormir no consigo
y al dormir sueño que vivo
en esta realidad rutinaria. 

Y aunque en mi genética no encuentre ni poetas, ni susurradores, ni domadores de palabras. Al menos salió la niña fotogénica. Y a veces con eso basta. Ser capaz de mostrar un corazón que no captan las cámaras. 

No soy un tono excesivamente amarillo. Tampoco me considero un marrón chocolate.
Soy, simplemente, medio ocre.