lunes, 26 de octubre de 2009

tropiezo con nuestro mar

A veces tropiezo con nuestro mar, pretendiendo rescatar del pasado susurros sinceros, desdichados. Siento envidia de mis propios recuerdos, al contemplarme sentada en tu sal, en tu desierto de arena, donde el mundo gritaba poemas de pasión, y sonreía con su inocencia a la vida.
A veces pretendo renombrar al olvido, y rescatar errores cometidos por vergüenza, por juegos de niños en busca de soldados y princesas, tristes o contentas, pero valientes en sus hazañas, sinceras. Y así me mostré. Siempre. Por siempre.

A veces no sé si es el destino quien remarca mi presente, quien inunda mis cabellos o agita mis miedos al olvido, incomprendiendo nuestros temores, reevindicando nuestros pequeños momentos. Momentos eternos, perennes.

Seré tubérculo en busca de sueños.
Seré,tal vez, cebolla que llora, que ríe o simplemente... duerme.

Bonjour, Paris

A las ocho de la mañana Paris despierta entre el galope de los pasos que inunda el metro. Mis botas arrastran el sudor de la lluvia que recorre mi cuerpo en cada amanecer, nubloso. Mágico.


Silenciosa me traslado a mis sueños, al placer de los pequeños momentos, al lugar donde no se para mi tiempo, donde todo siempre permanece... inmovible, quieto.


Paris y sus gentes corren, gimen, arañan todo lo que encuentran a su paso, quebrando los timidos suspiros que les muestro, como un actor sin escenario, resucitando mis creencias, y haciendo que mis torpes pies caminen con ritmo, pero sin sentimiento.


Son sus segundos meros animales que aprietan los dientes, y muerden ambiciosos la línea recta entre lo irreal y lo coherente, fantaseando con ser futuros guerreros del mundo, héroes.


Y yo, mientras pronuncio mis más absurdas melodías, escribiré poemas de melancolías y desgarradoras ilusiones altivas, perennes.


sábado, 17 de octubre de 2009

Flor de Invierno

No se pueden deshojar las flores de invierno sin que caiga el otoño a tus manos. El frío contempla todos mis movimientos y, temprano, excita el sol mi cálida juventud, ya pasada. Arrastran mis pies esos años olvidados y proclaman, gritando, que es este soldado quien cayó en el olvido, siendo nunca perdonado.
Suspiro.
Quiero salir de esta falsa primavera que ahoga mi corazón con polen y horas muertas. Quiero que esta soledad desordene mi cabellera, sonreir, y dejar de ser maldita princesa. Anhelante de cuentos y destructoras promesas.