lunes, 26 de octubre de 2009

Bonjour, Paris

A las ocho de la mañana Paris despierta entre el galope de los pasos que inunda el metro. Mis botas arrastran el sudor de la lluvia que recorre mi cuerpo en cada amanecer, nubloso. Mágico.


Silenciosa me traslado a mis sueños, al placer de los pequeños momentos, al lugar donde no se para mi tiempo, donde todo siempre permanece... inmovible, quieto.


Paris y sus gentes corren, gimen, arañan todo lo que encuentran a su paso, quebrando los timidos suspiros que les muestro, como un actor sin escenario, resucitando mis creencias, y haciendo que mis torpes pies caminen con ritmo, pero sin sentimiento.


Son sus segundos meros animales que aprietan los dientes, y muerden ambiciosos la línea recta entre lo irreal y lo coherente, fantaseando con ser futuros guerreros del mundo, héroes.


Y yo, mientras pronuncio mis más absurdas melodías, escribiré poemas de melancolías y desgarradoras ilusiones altivas, perennes.


1 comentario:

  1. y yo, estaré aquí para leer :)
    París siempre fue tierra de artistas...

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