miércoles, 21 de julio de 2010

"Ajedrez de Alicia"

Comenzamos un juego de guerra vestidos de piratas. Creando en cada escaque un poema, y en cada verso una batalla. Mi bandera mis miedos proclama mientras la tuya de azar se disfraza, para esconder tras la tela una calavera blanca.
-Primer movimiento-

Dos rivales que en la cama se disputan el honor o simple fachada. Y entre sábanas me exiges pensamientos, y entre abrazos robas mi alma a través de besos. Tatuando mi cuello. Nos convertimos en gatos salvajes que se enfrentan cuerpo a cuerpo. Arañando irreales momentos.
-Segundo movimiento-

Comienzas a crear tus propias reglas, ilegales en la monotonía y en el tema. Olvidando que este tablero no es más que el reflejo de lo que proyectas: indiferencia puesta en escena. Quieres arrasar con todos mis peones, pues así la destrucción parece más sangrienta. Mientras, la fría y distante reina guarda en la manga el as que acabará con tus falsas promesas.
-Tercer movimiento-

A través del espejo y lo que Alicia encontró allí fue a un niño huérfano jugando a las cartas en cuadros dibujados en el suelo, creyendo ser el caballero rojo del que hablan los cuentos. Rió, relinchó, pataleó y salió corriendo, menguando en forma de cordero. Y es que Alicia se convirtió en princesa blanca del reino, al comprobar que desde que comenzó el juego, todo sería un absurdo sueño.
-Jaque mate-

miércoles, 7 de julio de 2010

Efecto espejo

" Un gato negro, astuto y ladrón,
le pidió una sonrisa y le engañó,
la subió a lo alto de un sauce llorón
y llovían lágrimas, llovían lágrimas..."
Alicia en el país de los espejos. MIKEL IZAL

Tal vez Alicia creyó en ese cuento de hadas
en el que te agarras a una cometa
y al cerrar los ojos vuelas,
y crees que existe el amor tras la pantalla.

Tal vez Alicia suspiró demasiadas estrellas
y se creyó por un día princesa
sin siquiera terminar de contarlas.
Como quien corta al ave sus alas.

Y de nuevo cayó en ese sauce llorón
que intenta abrazarla entre lágrimas,
y de nuevo rompió el saco donde encontró
entre hombres buenos todas sus farsas.

Ya no existen para Alicia más perrosflauta
que arañan y de gatos se disfrazan.
No existe esa incómoda presencia
de seres sabuesos, mediocres. Ruínes almas.

Y es que Alicia lanzó un suspiro y sonrió
y al hacerlo se iluminó una estela blanca.
Cogió los pedacitos destruídos de su corazón
y ahora canta... y canta.


Alicia nunca pidió convertirse en protagonista de nada.

viernes, 2 de julio de 2010

Desenfocada

Sólo desaparezco si me borras.
Y tras el mantel escondo mis miedos,
aquellos que producen tus sombras.
Hoy dejo de creer en los cuentos
para hacerme seguidora de derrotas,
abismos que existen entre dos cuerpos
que se despegan y se nombran.

¿Existe una realidad incapaz de ser ficcionada?