viernes, 28 de septiembre de 2012

Mi aliado

Suelo tropezarme y caer. 
Otras veces, por costumbre,
 me lanzo al asfalto por voluntad propia. 
Quizás sea por caminar mirando al cielo, 
quizás por esa tendencia insana a la autoagresión. 
En cualquier caso acabo haciendo de este suelo
un hogar soledumbre. 

Pero existe un duende que, 
si esto sucede, por mí vela. 
Recolecta todas las piedras perecederas
y las convierte en diamantes. 
Este duende besa mi nariz al acostarme
para sanar mis heridas, 
dejar de tener pesadillas
y compartir con él sueños llenos de magia
y arte. 

Es, y será, mi fiel amante. 
Aquel que soporta mis pataletas, 
aquel que es niño para ilusionarme
y hombre para amarme. 
Compañero de viajes, 
capaz de fabricarme unas aletas
y navegar con él por infinitos mares. 





Es, y será, 
mi aliado constante.