martes, 9 de febrero de 2010

Y si te olvidaste de mis manos

Y si te olvidaste de mis manos
te escribiré con la tinta de mis huesos
que recuerdan esos años olvidados
en que parecíamos héroes de acero.
Tú, ángel desbocado
que intercambiaba mentiras con besos
y entre nubes de algodón
se estremecieron los cuerpos,
fusionamos errores con aciertos.

Llamaríamos pasión
a quien calla en silencio.

Ahora eres mi ángel peregrino
quien me canta al oído
claveles de un sol perdido,
quien vuela alto, libre, erguido.
Quien, tal vez, no mira al pasado
por no encontrar su corazón herido.

Y si te olvidaste de mis manos
seré yo quien te ahorque con mis brazos
para sentirte por siempre, diminuto, inmenso.
Y recordarte
que mis recuerdos firman con tu aire
y que en mi nombre también se esconde
la figura de un ángel.



Porque una vez vi pasar un ángel...

1 comentario:

  1. Los ángeles siempre marcan y no se olvidan fácilmente. A veces no se sabe ni cómo ni porqué llegan pero lo hacen...

    Ojalá algún día aparezcan para no marcharse.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar