jueves, 11 de febrero de 2010

el silencio da un portazo...

A veces se callan las palabras para no querer decir perdón, o querer oír un lo siento.
A veces, sólo a veces, damos portazos contra la ignorancia de quien los escucha, y así creemos que nuestra furia se escapa, y simplemente se contiene. Un lágrima cae de quien intenta hacerse amigo de la puerta, mientras espera a que la abras, impaciente.
Siempre duele el silencio cuando no es bienvenido, siempre duele si quien lo pronuncia es tu doble alma, tu color verde azucena, tu tesoro perdido.
Yo sólo aprendí a hablar con los dedos, a dejarme arrastrar por este corazón ametrallado tantas veces.
Tal vez la amistad hoy no aplauda la función de las palabras. Si es así me convertiré, nuevamente, en triste mimo y callaré por siempre.

martes, 9 de febrero de 2010

Y si te olvidaste de mis manos

Y si te olvidaste de mis manos
te escribiré con la tinta de mis huesos
que recuerdan esos años olvidados
en que parecíamos héroes de acero.
Tú, ángel desbocado
que intercambiaba mentiras con besos
y entre nubes de algodón
se estremecieron los cuerpos,
fusionamos errores con aciertos.

Llamaríamos pasión
a quien calla en silencio.

Ahora eres mi ángel peregrino
quien me canta al oído
claveles de un sol perdido,
quien vuela alto, libre, erguido.
Quien, tal vez, no mira al pasado
por no encontrar su corazón herido.

Y si te olvidaste de mis manos
seré yo quien te ahorque con mis brazos
para sentirte por siempre, diminuto, inmenso.
Y recordarte
que mis recuerdos firman con tu aire
y que en mi nombre también se esconde
la figura de un ángel.



Porque una vez vi pasar un ángel...