miércoles, 30 de septiembre de 2009

Seul

En penumbra. Como el susurro de murciélagos de la noche, dispuestos a abatir sus alas de acero.

En silencio.Como el río de nervios que recorre mi cuerpo, que palpita buscando un surco en el océano.
Una vez más. Me observo, esta vez desde cerca. Lejos de todo aquello que fue mio, que era nuestro. Sola, entre fonemas incomprensibles, entre tonos de voz orgullosos, bohemios.

Vine para gobernar castillos y sueños, y encontré mi piel aislada de recuerdos.



Sí, Paris no tiene dueño...

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