Suelo tropezarme y caer.
Otras veces, por costumbre,
me lanzo al asfalto por voluntad propia.
Quizás sea por caminar mirando al cielo,
quizás por esa tendencia insana a la autoagresión.
En cualquier caso acabo haciendo de este suelo
un hogar soledumbre.
Pero existe un duende que,
si esto sucede, por mí vela.
Recolecta todas las piedras perecederas
y las convierte en diamantes.
Este duende besa mi nariz al acostarme
para sanar mis heridas,
dejar de tener pesadillas
y compartir con él sueños llenos de magia
y arte.
Es, y será, mi fiel amante.
Aquel que soporta mis pataletas,
aquel que es niño para ilusionarme
y hombre para amarme.
Compañero de viajes,
capaz de fabricarme unas aletas
y navegar con él por infinitos mares.
Es, y será,
mi aliado constante.
Qué mejor aliado que alguien que te acompaña en cada una de las aventuras que da la vida! :) Te envidio! jaja
ResponderEliminarUn beso :)
Mi niña!!! Que bueno es volver también a estos lugares y encontrarte a ti también de vuelta. Los aliados son una de las partes más importantes de la vida, y si el tuyo te besa en la nariz...es que puedes llevártelo a todas las guerras :)Tienes el aliado que te mereces peque.
ResponderEliminarQue alegría reencontrarte siempre, que precioso y brillante es simepre lo que escribes...lo que eres. No vuelvas a marcharte tanto tiempo, que algunos te echamos de menos a rabiar :)
Te quiero mi Dama de Luz!!!
Un abrazo desde mis costas a las tuyas!!!
Sí tienes razón :)
ResponderEliminarA mi también me ha gustado tu blog, por ello te voy a seguir para no perder tu pista jaja
Un beso ^^